ANTIMICÓTICO
El concepto de agente
antifúngico o antimicótico engloba cualquier sustancia capaz de producir
una alteración tal de las estructuras de
una célula fúngica que consiga inhibir su desarrollo, alterando su viabilidad o capacidad de supervivencia, bien
directa o indirectamente, lo que facilita el funcionamiento de los sistemas de defensa del huésped.
El término micosis se
utiliza en las infecciones causadas por hongos microscópicos; algunas micosis
causadas por hongos saprofitos que se encuentran en piel y mucosas se vuelven
patógenas cuando la resistencia del huésped es baja o cuando existen
condiciones locales o generales para su desarrollo.
Las micosis se
dividen en: superficiales, cutáneas, subcutáneas y profundas o sistémicas
(viscerales o diseminadas); están limitadas a ciertas regiones geográficas
donde muchas personas las adquieren,
pero la mayoría solo desarrollan síntomas menores, pueden llegar a ser crónicas
y son muy resistentes al tratamiento. Las micosis profundas son causadas por hongos patógenos u oportunistas que
afectan a personas inmunodeprimidas en forma
grave y pueden llegar
a ser mortales, estos microorganismos viven libres en la naturaleza, en el
suelo y en material orgánico o en putrefacción.
Las micosis de piel y
mucosas constituyen un problema sanitario de alcance mayor en la población
mundial de todas las edades, y se calcula que generan, al menos, del 5% al 10%
de las consultas dermatológicas.
HISTORIA
Los primeros
antifúngicos datan de 1900 cuando se empleaba el ioduro potásico; entre 1940 y
1950 surgieron los tratamientos tópicos con acción fundamentalmente exfoliante
y queratolítica y un débil poder antifúngico; en los años siguientes se
desarrollaron los antifúngicos de uso
tópico y sistémico (tolnaftato, haloprogina, griseofulvina, imidazoles,
inhibidores de la síntesis de pirimidinas y polienos). En la década de los 90
se incorporaron los triazoles, siendo el itraconazol el primer antifúngico oral
con actividad sobre un espectro amplio de hongos. En pleno siglo XXI las
investigaciones continúan y periódicamente aparecen nuevos agentes como el
voriconazol, la caspofungina entre otros.
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